Soy David Balsera, maestro de Educación Primaria. Hace 6 años llegué al CRA La Coroña y trabajo en la escuela de Santolaya. Es un centro ubicado en una zona rural que está creciendo mucho. Cuando llegué teníamos unos 14 alumnos y ahora mismo estamos rondando los 35.
¿Cuándo empezaste a aplicar la metodología científica en el aula?
Todo esto empezó hace 9 años cuando hice el primer curso del “El CSIC en la escuela”, donde descubrí una metodología que me apasionó y que he llevado a todos los colegios en los que he trabajado. Es un proyecto que reúne a científicos y pedagogos que dan formación práctica al profesorado para acercar el pensamiento científico al aula. Todos los años tienen un proyecto distinto y yo llevo 9 años asistiendo a esas formaciones.
¿Nos puedes dar un ejemplo de las investigaciones que llevas a cabo con tus alumnos en el aula?
El CSIC invita a maestros y sus grupos de niños a su sede en Madrid para que presenten sus experimentos ante otros centros invitados en un Encuentro Científico. Nosotros nos sentimos muy orgullosos de que nos inviten todos los años. El año pasado estuvimos estudiando el cuerpo humano y las enfermedades relacionadas con la vista.
La experiencia que llevamos fueron unas lentes que conseguimos crear con gelatina. Poníamos encima de la mesa un dibujo de un ojo, las lentes de gelatina y unos rayos láser que incidían en las lentes que en función del grado de concavidad y convexidad recreaban ojos con estigmatismo y ojos con miopía. Los rayos incidían y se juntaban en el ojo antes de llegar a la retina en el caso de ojos miopes o detrás en el caso de un ojo hipermétrope.
¿De dónde salen las líneas de investigación?
En el caso de las lentes nos pusimos a estudiar el cuerpo humano viendo un documental precioso “La increíble máquina humana” y de ahí surgió la idea de crear máquinas que simularan el cuerpo humano. Hicimos un trabajo de investigación buscando modelos que pudiéramos imitar. A Madrid llevamos, además del modelo anterior, un sistema pulmonar hecho con una botella de plástico que hacía de diafragma y unos globos a modo de pulmones. Construimos una máquina de voz con una lata de guisantes, un globo, un espejo y un rayo láser que permite visualizar en la pared las ondas de sonido que generamos al hablar.
¿Cuál es el punto de partida de estos proyectos?
Aplicamos la metodología científica. No me gusta decir método científico porque no hay un solo método. Partimos de la observación que nos permite detectar un problema sobre el que queremos aprender. A partir de ahí buscamos información, generamos hipótesis y diseñamos experimentos.
¿Dónde buscáis información?
Consultamos fuentes muy diversas. Ya hemos “molestado” a científicos del IPLA, del Jardín Botánico. Llamamos a quien haga falta, buscamos correos electrónicos y contactamos. Eso nos ha granjeado amistades con gente como Javier Cacho, un divulgador científico que fue jefe de las expediciones españolas en el Ártico. Buscamos información en internet, en libros y a veces inventamos cosas.
¿Qué margen tienen los niños y niñas para explorar en vuestros proyectos?
Yo hago una labor previa de investigación pero a partir de ahí nos adaptamos a los niños. ¿Qué les puedo pedir o qué me interesa pedirles? La máquina de voz sobre todo les exigió interpretar planos. En otro caso seguimos un tutorial en video pero en cualquier caso yo siempre les pido que introduzcan alguna mejora al diseño. Hay que procurar orientar más que hacer que sigan una receta. Hay una pequeña diferencia entre usar la metodología científica en la escuela y un proceso puro de investigación. El proyecto de las lentes surgió porque teníamos una chica miope en clase y queríamos saber por qué ocurría esto. En un formato tradicional, les explicaríamos lo que es la miopía pero en nuestro caso la meta es que ellos lo descubran.
¿Cómo ha ido evolucionando esta manera de trabajar?
Pues tenemos que partir de la necesidad de cambiar la mirada. La mirada del maestro tiene que cambiar. Nosotros hacemos las cosas bastante al revés de cómo se hacen. Esto es un proceso muy largo. Hace 6 años empezamos haciendo experimentos científicos porque les atrae, les interesa, pero al cabo de un tiempo te das cuenta de que algo falla porque lo están viendo únicamente como un juego. Y empezamos a hacer proyectos más serios con la ayuda del CSIC, pero en este caso eran sólo de Ciencias Naturales y con el paso de los años hemos ido cambiándolo todo y estamos aplicando este método obviamente en Matemáticas, pero también en Ciencias Sociales y Lengua.
¿En Lengua también?
En el caso de Lengua estamos trabajando la gramática como si fuéramos lingüistas. Ahí sí que se ve bien que hay un cambio de mirada. Si tu empiezas diciéndoles “Hoy vamos a trabajar el verbo, y el verbo es esto.” estás ya poniéndoles en una situación pasiva de recepción de información. Nosotros lo enfocamos de manera diferente. Empezamos colocando en una Tablet o en una hoja una serie de palabras, verbos y sustantivos, totalmente desordenadas y les pedimos que busquen un patrón. Una vez que los tienen agrupados les preguntamos por qué los han clasificado así y muchos te dicen que un grupo son cosas que puedes hacer y el otro son objetos. Y de ahí sale el concepto de verbo y de sustantivo. Es un cambio de mirada. Yo no enseñé gran cosa pero ellos han aprendido mucho.
Ese cambio de mirada también supone pasar de concebir los experimentos como algo lúdico a algo más serio ¿Qué es lo más difícil de esa transición?
Programar, no perderte. Trabajar así no te permite programar a largo plazo. Para el siguiente trimestre están barajando la idea de trabajar sobre el planeta tierra. Como mucho yo puedo programar la base de ese proyecto. Sé que trabajaré Geología, que en Matemáticas meteré pesos y medidas y que en lengua me permitirá introducir el texto descriptivo pero no puedes programar mucho más porque no sabes el ritmo que van a llevar o por donde va a ir sus investigaciones. Llevar perfectamente programada más de una o dos semanas es muy difícil pero tampoco puedes llevar menos porque si no los proyectos te comen.
¿Y eso supone una dificultad para el profesorado que da sus primeros pasos en el trabajo por proyectos?
Mi compañera Covadonga y yo estamos formando a otros compañeros del CRA en Aprendizaje Basado en Proyectos y, después de cerrar el primer proyecto, la mayoría coinciden en lo mismo: Se trabaja como un animal. Es fundamental programar aunque siempre exista el riesgo de que la programación se te vaya al garete. Si no tienes esa programación, el proyecto será un churro. La programación es una especie de dique de contención que te permite no perder totalmente el rumbo.
Lo más difícil es programar, hacer una programación semanal exhaustiva, con trabajo interesante y variado, incluyendo videos, documentos, materiales de referencia, herramientas tecnológicas. Ahora mismo con 4º, 5º y 6º estamos haciendo un estudio estadístico sobre cambios de población en Cabranes en los últimos 30 años y eso lo estamos haciendo con Excel lo que exige preparar unos videos para que sepan cómo utilizar esa herramienta.
Yo llevo 6 años trabajando así y de alguna manera eso ya te permite trabajar con más soltura porque lo que haces una vez, por ejemplo un videotutorial, te vale para siempre una vez que mis alumnos me dicen que el video es útil y se entiende.
¿Trabajáis así en todo el centro? ¿Cómo escalonáis la progresión en los diferentes cursos?
En este centro empecé yo solo que daba a clase a 4º, 5º y 6º. Hace 4 años llegó al CRA, Covadonga, una compañera que lleva ya 16 años trabajando en Educación Infantil por proyectos y empezamos a idear cosas juntos. El año paso se incorporó Ismael y ahora mismo estamos trabajando para empezar a trabajar así en todos los cursos.
¿Cuál es el siguiente paso en educación STEAM?
Pues lo que estamos preparando. Nos queremos centrar en un sistema de trabajo que nos hace mucha ilusión que es el aprendizaje-servicio, una forma de integrar la escuela completamente en la sociedad, convertirla en uno de los centros neurálgicos de la sociedad. Implicar a todos los actores de la sociedad en el proceso educativo. Los proyectos no se plantean por ser algo bonito sino porque sean útiles para la sociedad.
¿Cómo hacéis la conexión entre Educación Científica y Aprendizaje-Servicio?
Son contenedores a distinto niveles. Nosotros estamos peleando por trabajar dentro del Diseño Universal de Aprendizaje que es un contenedor inmenso. Luego tenemos un contendor puramente metodológico. ¿Cómo aprendemos? A través de la metodología científica. El aprendizaje-servicio es un contenedor que nos permite contextualizar el aprendizaje y da respuesta a la pregunta ¿Para qué aprendemos?
¿Ayuda el hecho de que seáis un Colegio Rural Agrupado?
El pueblo ha crecido porque ha venido mucha gente de fuera que llega con muchísimas inquietudes. Gente con una concepción de la vida muy alternativa, gente que ha abandonado su carrera profesional en la ciudad para vivir en un pueblo y eso combinado con familias más tradicionales supone una riqueza enorme. Además contamos con un Ayuntamiento volcado con el centro. Tenemos a los tres grandes pilares de la comunidad educativa: familias, instituciones públicas y escuela totalmente volcadas que hacen que esto funcione.
¿Qué buscáis con todo esto?
Nuestro afán no es enseñar lo que dice el currículo, nuestro objetivo es darles herramientas para razonar, resolver problemas, analizar el contexto de la situación, cosas que de momento no hacen las máquinas.
¿El paso a Educación Secundaria puede llegar a ser traumático para alumnos habituados a trabajar de esta manera?
Eso a mí me quitó el sueño durante mucho tiempo. Cuando acaban primaria nuestros alumnos van al IES Victor García de la Concha de Villaviciosa y estamos intentando establecer una relación seria que vaya más allá de la visita puntual que hacemos con los niños y niñas de 6º. Tenemos un grupo de correo con el equipo directivo y algunos profesores del instituto y yo he empezado a cambiar el peso del currículo.
¿En qué sentido?
Yo pregunté a los compañeros de secundaria qué es lo que querían que supieran cuando llegasen al instituto y curiosamente todos me pedían lo mismo. Que sepan hablar, expresarse, que sean participativos, que sepan hacer una presentación, que sepan hacer preguntas. Lo que nos piden es comprensión lectora, que tengan un buen nivel de razonamiento verbal, que tengan iniciativa, que sean participativos y que se sepan expresar. Ser exigente académicamente no es atiborrarles de contenidos. Es obligarles a pensar todos los días, a enfrentarse a situaciones nuevas. Si todo sale bien nuestros alumnos van a llegar al instituto con unas herramientas que faciliten su aprendizaje. Y eso es lo que nos transmiten los padres y sus profesores en Educación Secundaria.
¿Notas que la gente que se incorpora a la profesión llega con nuevas ideas?
No. Yo creo que las carencias están en la carrera de Magisterio. Una inmensa mayoría de maestros hicieron magisterio como segunda opción. Yo creo que hoy el que no se prepara es porque no quiere. Creo que como colectivo somos demasiado condescendientes. Y otro de los de los principales problemas es que los equipos directivos no pueden elegir a profesorado. El criterio fundamental del profesorado para elegir centro es la cercanía y no el proyecto educativo. Y así no vamos a ninguna parte.
La semana pasada se publicaron los resultados del estudio TIMSS 2019. Desde el punto de vista un docente, ¿qué utilidad le ves a estas pruebas diagnósticas?
Hace años les prestaba mucha atención y me preocupaba por saber cómo trabajan en Finlandia, en Singapur y las metodologías que utilizan pero el problema es que no se tiene en cuenta el contexto. Y el nuestro es distinto. En España necesitamos cambiar el concepto de educación, empezando desde la política. Hoy se considera un gasto en lugar de una inversión y un arma arrojadiza. Ahora vamos a vivir una nueva ley educativa. Y van…
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