“Los proyectos STEAM del centro han supuesto un aumento en la matrícula en las materias técnicas “
Publicado el 30 de Octubre de 2020

Si te parece empezamos por las presentaciones

Me llamo Rafael Montero. Soy ingeniero industrial. Tengo un máster en Diseño Industrial en la EPI de Gijón. Llevo 10 años como docente en el Colegio Corazón de María de Gijón. Imparto Matemáticas en 3º y 4º ESO y Cultura Científica y Dibujo Técnico en Bachillerato.

Trabajaste como ingeniero antes de incorporarte a la docencia. ¿Crees que es importante? ¿Te da una perspectiva diferente como docente?

Es cierto que tu bagaje es diferente pero creo que en la docencia lo más importante es la vocación. En mi caso la descubrí tardíamente aunque venga de una familia de profesores. Lo importante es que te guste lo que haces. Yo tengo compañeros excepcionales, unos se han incorporado después de trabajar en otros sectores y otros no.

¿Cómo aterrizaste en el mundo de la educación STEAM?

Yo conocía la plataforma e-Twinning y cuando entré en el colegio empezamos con proyectos europeos. Al final te acabas dando cuenta de que hay una red de ministerios a nivel europeo, European Schoolnet, que fomenta sobre todo la educación STEAM. Hay un problema de vocaciones científicas y la UE intenta dotar a los profes de herramientas para mejorar la docencia. Yo empiezo a ver esto con mi formación de ingeniero y me interesa que los estudiantes vean las ciencias con interés y a partir de ahí tuvimos un primer proyecto que fue nanOpinion que coordinamos desde aquí.

¿En qué consistía exactamente?

NanOpinion era un proyecto que intentaba acercar la nanotecnología al aula de secundaria mediante experimentos sencillos. Fue una experiencia exigente a la vez que enriquecedora en la que formamos a profesorado y diseñamos materiales didácticos.

A día de hoy la educación STEAM es una línea estratégica en vuestro centro, ¿Cuáles han sido las claves para llegar a esta situación?

Como bien dices es una opción de centro. Aquí hay un grupo de profesores con formación, vocación y conocimiento de inglés, una masa crítica de profesores que nos han permitido participar en este tipo de proyectos. También hay una apuesta decidida y apoyo por parte del equipo directivo. Luego las familias y los alumnos siempre han estado muy predispuestos a colaborar y participar. Requiere trabajo y seguimos en ello pero estamos a un nivel envidiable.

¿Cuántos profesores se necesitan para llegar a conformar esa masa crítica?

En el caso de STEAM somos en torno a 10 profesores de ciencias, tecnología, matemáticas de un claustro de 100 profes, lo que supone el 10% del profesorado. Los proyectos STEAM se plantean sobre todo en Secundaria y Bachillerato aunque desde hace unos años cada vez hay más convocatorias de proyectos para Educación Primaria y llevamos un par de años apoyando a compañeros de esta etapa para iniciarse en todo esto.

¿Es posible implicar a Secundaria y Primaria en un mismo proyecto STEAM?

Sí, por ejemplo, hay una actividad muy chula que hacemos todos los años, Eratóstenes, es una medición del radio de la tierra, algo muy relevante en estos tiempos en los que vuelven a resurgir argumentos terraplanistas. Te juntas con otros centros educativos que tienen que estar en tu mismo meridiano, en nuestro caso con un centro de Irlanda, y se trata de medir la sombra de un palo de un metro en las dos ubicaciones. Mediante unas fórmulas trigonométricas calculamos el radio de la tierra con estudiantes de secundaria pero implicamos al alumnado de primaria en la medición de la sombra.

Uno de los últimos caballos de batalla de la educación STEAM es la interdisciplinariedad ¿Cómo lo interpretáis en el centro?

Llevamos varios años trabajando en esta línea. Cada cierto tiempo tenemos proyectos en los que nos juntamos varias materias. Hicimos un proyecto sobre controversias científicas hace dos años en el que estaban implicadas tres materias: Cultura Científica, Filosofía y Religión. Es algo natural. Yo soy profe de Matemáticas y te puedo enseñar un polinomio pero es algo muy árido. Sin embargo si meto la Física o las Artes o la Ingeniería por medio la idea de polinomio empieza a tener más sentido al ver su aplicación práctica.

Y de esta experiencia ha salido uno de los últimos proyectos europeos en los que os habéis embarcado

Ahora mismo acabamos de poner en marcha el proyecto Erasmus+ ISLES (Interdisciplinar STEAM Lessons at School) -España, Francia, Irlanda e Italia- que se implantará en 4º de ESO durante este curso y que tendrá continuidad en 1º de Bachillerato durante el curso 2021-2022 en el que compartiremos buenas prácticas con otros centros europeos para trabajar de manera interdisciplinar. La idea es generar una serie de unidades didácticas que compartiremos con todo el claustro de profesores.

Muchas de estas actividades y proyectos los canalizáis a través de la materia “Cultura Científica” en 1º de Bachillerato ¿Cuál es el objetivo?

Con la anterior ley educativa había una materia en 1º Bachillerato que se denominaba “Ciencias para el mundo contemporáneo” y cuando se implementó la actual empezamos a ofertar “Cultura Científica”. Tenemos cuatro grupos de bachillerato y el centro apostó por hacerla troncal porque independientemente de la rama de Bachillerato que elijan consideramos que hay una serie de conocimientos científicos que todos los estudiantes deben tener.

¿Cómo la tenéis estructurada?

La materia “Cultura Científica” tiene tres patas a la hora de evaluarla. Una es la noticia científica. Todos los días un alumno escoge una noticia científica, un tema que le interese y tiene 10 minutos al principio de la clase para presentarla a sus compañeros.

Otra pata son los “estándares”, ¿en qué consiste?

Nosotros al principio de curso sacamos una lista de ítems y cada alumno se encarga de preparar y explicar un tema al resto de sus compañeros. Cada alumno tiene asignado su “estándar de aprendizaje” y el lote completo: el estándar, lo que hay que explicar y lo que tiene que garantizar que aprenden sus compañeros. En este caso tienen que hacer una presentación de unos 30 minutos ante sus compañeros, tienen que evaluar que sus compañeros han aprendido y se les insiste en que experimenten en la forma de transmitir esos conocimientos. Sus compañeros evalúan su “actuación” a través de una rúbrica con varios ítems: nivel de interactividad, uso de recursos, expresión oral y corporal.

Y la última pata son los proyectos.

La materia da cabida para acomodar proyectos que van surgiendo siempre y cuando tengan una conexión con el currículum. Tenemos varios en marcha simultáneamente en función de las oportunidades que van saliendo de los que se encargan diferentes equipos.

¿Hay unos equipos base formados desde principio de curso?

En el centro tenemos implantado el aprendizaje colaborativo. Entonces al inicio de curso los tutores organizamos grupos base de cuatro que son los que se aprovechan para involucrarlos en los proyectos aunque a veces en cultura científica un equipo de este tamaño se te queda pequeño para determinados proyectos y junto dos equipos en función de la carga de trabajo. Esto significa que en un momento determinado tienes a varios equipos trabajando en distintos proyectos. Yo les planteo la lista de proyectos, y ellos se organizan para cumplir los objetivos y plazos planteados.

¿Qué buscáis con todos estos proyectos?

Lo importante es generar vocaciones, desarrollar competencias y que tengan contacto con personas expertas, profesionales de la investigación ajenas al centro. Es un proceso un poco guiado pero yo básicamente les sugiero con quién pueden contactar y les pido que me presenten una planificación con el tiempo y los recursos que necesitan para realizar la actividad.

¿Nos puedes dar algún ejemplo?

Por ejemplo, hace un par de años había una encuesta a nivel europeo sobre educación STEAM y nosotros participamos como centro piloto. Los estudiantes rellenaron la encuesta y dieron su feedback a la organización europea que lanzaba la encuesta.

El año pasado con motivo de la semana del espacio uno de los equipos de estudiantes se encargó de organizar talleres y realizaron una video-entrevista a Marcos Álvarez (@MarcosAMerinero), un experto en estos temas.

¿Cómo está afectando el COVID-19 a vuestro trabajo en educación STEAM?

Ahora mismo nuestra prioridad es que el colegio sea un lugar seguro. Nos movemos en un entorno complejo, volátil, con informaciones contradictorias a veces. Todo lo demás queda en un segundo plano de momento.

¿Crees que las metodologías activas son las principales damnificadas en el nuevo escenario que plantea la crisis sanitaria? 

No tiene por qué. Nosotros tenemos la suerte de tener en el cole a Marcos Ordiales (@ordifilosofo) , un profesor que es un referente en temas de clase invertida y nos está dando formación precisamente para emplear esa metodología con el alumnado. Siempre va a haber una forma. Los alumnos son seres maravillosos que responden genial a nuevas situaciones. Hay una inercia en el centro, un bagaje, que no se va a parar. Una vez que se garantice la seguridad, y se cumplan escrupulosamente los protocolos todos estos proyectos volverán a empezar a rodar. Cierto es que ahora las energías están en otra cosa pero se están dando pasos para que una vez superada esta fase inicial podamos retomar esta manera de trabajar.

Uno de los objetivos de la educación STEAM es despertar interés por la ciencia y la tecnología y fomentar vocaciones científicas, ¿tenéis algún indicio de que lo estáis logrando?

Nosotros desde que empezamos a participar en proyectos STEAM hemos constatado un aumento en la matrícula en las materias técnicas. Eso es un reflejo de que el alumno ha ido viendo que estas materias son interesantes y que se pueden hacer. Al final lo importante es que cada uno haga lo que le gusta pero hay que evitar es que llegues a pensar que no vas a ser bueno en algo antes de tiempo.

Gracias y enhorabuena por vuestro trabajo, Rafa

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