"Que te guste o no la ciencia no es un problema de habilidad, suele ser un problema social."
Publicado el 27 de Octubre de 2023

Hoy hablamos con Sonia Antoranz Contera (1970, Madrid), autora del libro «Nanotecnología Viva» y  Catedrática de Física de la Universidad de Oxford donde compagina su labor investigadora en la física de los procesos biológicos con las funciones de vicedecana del departamento de Física.

En realidad conocimos el trabajo de Sonia gracias al vídeo de  Victoria Sánchez Rodríguez, alumna del IES David Vázquez (Pola de Laviana), que animada y apoyada por su  profesora de Química, María Jesús López González,  acabó presentándose y ganando el concurso nacional “Nanocientíficas en 60 segundos”.

 

Durante el verano tuvimos el placer de leer su libro “Nanotecnología viva. Cómo la tecnología de lo infinitamente pequeño está transformando la medicina y el futuro de la biología”.

El libro subraya que si algo caracteriza a la ciencia emergente es su carácter interdisciplinar y nos hizo reflexionar sobre las implicaciones que tiene esto para la educación científica así que ni cortos ni perezosos, nos pusimos en contacto con Sonia para solicitarle una entrevista y la respuesta por su parte fue inmediata. Este es el resultado:

 

 ¿Recuerdas cómo se despertó en ti el gusanillo por la ciencia? 

Recuerdo sentirme inspirada por los problemas científicos que a veces salían en el colegio. Una vez discutíamos sobre la gravedad y las trayectorias de los planetas y lo que me divertía era crear «la intuición» de cómo  se producía el fenómeno. Que uno se podía abstraer y hasta «sentir»  el fenómeno dentro de uno mismo. Me di cuenta que eso era la física y decidí que eso era mi vocación.

 

En tu libro «Nanotecnología viva» comentas que «La célula ya no puede considerarse como una colección de moléculas que funcionan como un algoritmo digital ya que las células son capaces de percibir señales que no son moleculares (ej. fuerzas mecánicas, eléctricas, cambios de temperatura)” ¿Cuál crees que es la mejor manera de ayudar al profesorado de ciencias a estar al tanto de los últimos avances científicos para incorporarlos en sus clases?

La vida es muy compleja y emerge del entrelazamiento de muchas propiedades. Durante muchas décadas hemos intentado diseccionar la biología y explicarla desde diferentes perspectivas y disciplinas, la genética, la biológica molecular, la bioquímica, la embriología la neurociencia… Sin duda la creación de estos compartimentos ha sido útil para generar mucha información. En la mayoría de los casos esta información es insuficiente para interpretar el comportamiento biológico, o para resolver un problema médico (a veces sí, como en las enfermedades mono genéticas). Y estamos en un momento clave de la historia de la biología donde integrar la información empieza a ser el centro de la actividad. El problema para enseñar esto es que las carreras que eligen los alumnos y alumnas siguen el paradigma de la división en disciplinas.  Yo creo que lo importante es enfatizar que las cosas se pueden ver de muchas maneras en biología, y que es necesario tener visiones integradoras. Hacen falta, puede ser, nuevos libros de texto, pero quizá también necesitemos más colaboraciones para crear material audiovisual que ayude al alumnado a tener esa visión mas integradora que les permita en el futuro ser más multidisciplinares.

 

Tras leer tu libro tengo la sensación de que los currículos de ciencias siempre van a estar desfasados dada la velocidad con la que avanza el conocimiento científico. En todo caso  ¿Cuáles serían esas 2 o 3 ideas zombies (ejemplo 1 gen = 1 proteína) que habría que desterrar definitivamente del currículo de Biología a la vista de los resultados que se están obteniendo fruto de las aportaciones de la Física, la nanotecnología y otras disciplinas? 

Todo lleva inercia, el progreso científico no puede desligarse de las personas que constituyen el ecosistema de la ciencia, y sus estructuras sociales. Una vez que se establece una disciplina o un campo se crea una comunidad científica que tiende a poner un freno al progreso para mantener su estatus. Por eso siempre hay una parte de la comunidad científica muy conservadora y otra más disruptiva, es lo que Paul Feyerabend llamaba “la consciencia partida de la ciencia”. Hay ideas que no funcionan en el mundo real pero permanecen. Desde luego la genética no explica la biología en su totalidad. Tampoco la bioquímica, es muy poco frecuente que una sola proteína sea responsable de un proceso biológico complejo. En medicina, un fármaco que solo actúe sobre una proteína  es difícil que acabe con un cáncer, porque el cáncer es capaz de generar resistencia. La farmacología es muy tradicional en sus métodos. Las nanomedicinas de Moderna y BioNTech y las inmunoterapias están cambiando mucho esta visión reduccionista de la medicina.

 

El libro contiene también muchas apreciaciones sobre la naturaleza de la ciencia, sobre cómo se genera el conocimiento científico , por ejemplo cuando hablas de las intuiciones de D’Arcy Thompson sobre la necesidad de tener en cuenta las fuerzas, las escalas de tamaño y la mecánica para explicar la biología comentas que «A veces las ideas , aunque se basen en intuiciones correctas tienen que esperar el tiempo adecuado para que sean realmente útiles» ¿Consideras que los y las jóvenes investigadoras llegan con un buen conocimiento de la Naturaleza de la Ciencia? ¿Cuándo y cómo crees que se pueden incorporar estos aspectos en la educación científica? 

Para mí, estudiar y pensar sobre la historia de la ciencia es fundamental para entender por qué hacemos lo que hacemos y las dinámicas de poder que deciden que se investigue una cosa y no otra. Una de las cosas que siempre me ha desmotivado en la ciencia es ser una “outsider”; como española, mujer y de clase trabajadora nunca he encajado bien en el ecosistema de la física internacional, nunca encontraba un “grupo” donde sentirme a gusto. Que te guste o no la ciencia no es un problema de habilidad, suele ser un problema social.  En mi caso ver como la ciencia está entrelazada con la historia y el poder me ha dado energía para seguir y encontrar mi camino. Yo creo que muchos alumnos y alumnas se desmotivan no porque no les gusten la física o las matemáticas, sino porque no ven cómo encajan en el ecosistema social de la ciencia. Por eso explicar la historia es clave, también para que la ciencia forme parte del sistema democrático. La ciencia se entiende mejor y motiva más cuando nos cuentan las historias de los descubrimientos, los descubridores, los que les motivaba, quien les pagaba. El conocimiento científico no surge del vacío.

 

En otro capítulo del libro argumentas que la educación en las ciencias biológicas es muy reduccionista y lógica lo que impide el desarrollo de la capacidad de intuir la complejidad ¿Qué tendría que pasar para que se puede cultivar esta competencia durante la etapa formativa?

Pensar en el contexto. Pensar en por qué las cosas son como son. No se trata solo de memorizar, o diseccionar, sino de ver como las cosas se integran en el todo. Yo creo que la clave de la biología no es ni el reduccionismo ni la “emergencia”, yo creo que lo interesante de la biología es lo que surge en la interacción de las dos cosas, lo sencillo y lo complejo, lo reducido y lo universal…

 

En tu defensa de la interdisciplinariedad la ética ocupa un lugar central aunque a veces pueden quedar relegada a un segundo plano por el optimismo tecnológico tal y como denunciario Muchie y Demissie en el ámbito de la nanociencia y la nanotecnología ¿Crees que la educación científico-tecnológica peca también de ese optimismo tecnológico?

El optimismo está bien pero puede ser tendencioso; es necesario poner la ciencia en el contexto, hay que ver que la ciencia se usa para buenas cosas y para malas cosas, y que en general la ciencia se suele usar para crear beneficio económico o social de los que dominan las agendas científicas. Hay que pensar éticamente en las consecuencias no deseadas y en el poder que genera una idea o un descubrimiento. Los científicos buscamos ideas y descubrimientos para ser más libres, para mejorar la vida de los demás, pero esas intenciones están muy condicionadas por el entorno social . Nunca hay que olvidarse que la ciencia no es una fuerza externa a la sociedad, es un producto de ella. Hay que ser brutalmente sincero.

 

El año pasado organizamos un curso de formación dirigido a profesorado de Ed. Secundaria en colaboración con el Centro de Investigación en Nanotecnología y Nanomateriales (CINN-CSIC) ¿Crees que este tipo de inicitaivas pueden ser una vía para reforzar la colaboración entre la comunidad docente y  la comunidad científica? 

Claro, todo lo que facilite la comunicación entre diferentes sectores de la sociedad y la ciencia, contribuye a su democratización.

 

En agosto publicamos una serie de entradas sobre la brecha de género y brecha socioeconómica en los estudios STEM en Asturias y observamos que, al igual que en otros territorios, la brecha es particularmente acusada en los grados de Ingeniería y particularmente de Informática. Sin embargo, trabajar con grandes volúmenes de datos se está convirtiendo en una competencia clave en el ´ámbito de la ciencia ¿Crees que la creación de grados híbridos como «Ciencia e Ingeniería de Datos» que oferta desde el año pasado la Universidad de Oviedo pueden ser la respuesta para reducir estas brechas? 

Los estudiantes de grupos poco representados en estas áreas, incluidas las mujeres, suelen motivarse más por carreras y estudios que tengan salidas prácticas, que den trabajo, que se vea claramente cuál es su contribución a la sociedad. En ese sentido estas nuevas carreras pueden resultar más atractivas a las mujeres. En general el que pertenece a un grupo desfavorecido o poco representado es mucho más sensible a las luchas de poder dentro de los campos, que por lo general le suelen dar igual porque los privilegiados no te aceptan en esas luchas. ¿Para qué matarse a estudiar física o ingeniaría siendo mujer, o un hombre de familia humilde? ¿para aguantar ser discriminada/o y sentirse diferente?, ¿para que luego no te acepten en el grupo dominante? Yo me he hecho muy a menudo esa pregunta.  Crear aplicaciones, colaboraciones con empresas, y proyectos multidisciplinares motiva más porque le ves una aplicación práctica y además en esas condiciones de multidisciplinariedad el poder del grupo social dominante es menos importante.

 

Muchas gracias por tu disposición y por tu tiempo, Sonia

A vosotros.

 

Para saber más

Nanotecnología Viva (Arpa Editores, 2023) 

Presentación del libro Nanotecnología Viva en Feria del Libro de Madrid. 

Curso aplicación didáctica de la Nanociencia y la Nanotecnología

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